21 de junio de 1867 Toma de la Ciudad de México por Porfirio Díaz.

Después de la derrota de Maximiliano en Querétaro y la caída del emífero Segundo Imperio, el General Porfirio Díaz se dirigió a la Ciudad de México con la decisión de tomar la Plaza por asalto. Al saber del avance de las tropas al mando de Díaz, los defensores de la Ciudad de México, acordaron izar una bandera blanca, de tal suerte que al amanecer del día 20 de junio de 1867, la bandera de rendición se encontraba en la entrada de la Capital.

El General Alatorre, en representación del General Díaz fue el encargado de entrevistarse con la comisión que trataría la entrega de la Plaza con ciertas garantías. No aceptó más disposiciones argumentando que él no tenía la autoridad suficiente para garantizar la seguridad de los habitantes, a cambio de ello sólo ofreció recibir su rendición incondicional, a lo que accedió la comisión.

La comisión regresó a la sitiada ciudad con la respuesta dada al Ejercito Republicano, pero Díaz se impacientó por el retardo del General Alatorre y al no saber la respuesta de la demanda de la rendición de la plaza, decidió atacar; haciendo un inmediato despliegue de fuerzas en los puntos principales, en preparación para el asalto.

El Ejército Repúblicano rompió el fuego sobre la ciudad ocasionando que los sitiados izaran nuevamente la bandera de rendición, entregando la Plaza de manera incondicional.

Poco tiempo después, el general Díaz encabezó los festejos con que se recibió al Presiente de la República Benito Juárez en la Capital, quien de esta manera pudo restablecer los poderes de la federación, y con ello se daba fin de manera contundente y definitiva al imperio de Maximiliano, quedando de manifiesto la determinación con que el pueblo mexicano ha defendido su independencia y autodeterminación en el trascurso de la historia nacional.